Y entonces llegó ella
Hay películas que, pese a tener todas las herramientas para convertirse automáticamente en un éxito por su posible calidad, acaban resultando un rotundo bodrio. Este es el caso de Y entonces llegó ella, que pese a contar en su elenco con tres de los reyes de la comedia, no llega a ser, ni siquiera, una película decente. Vamos, que es un fiasco y, sobre todo, llega a ser ridícula en muchos momentos.
Por partes. La historia es la siguiente: una pareja (Ben Stiller y Debra Messing) se casa muy feliz y en la luna de miel, Lisa (Debra) le pone los cuernos a su reciente marido Reuben con un buceador nudista francés. Él se marcha a casa totalmente hundido mientras que ella decide quedarse y vivir del cuento (y del sexo) con el nudista. Total, que el marido llega a New York y junto a su mejor amigo, un actor de un sólo éxito que quiere reflotar su carrera vendiendo su vida a un reality show, se marcha a una fiesta y, casualmente, se encuentra con una compañera del colegio llamada Polly Prince (Jennifer Aniston). Polly Prince. Polly Prince. Polly Prince. ¿Qué por qué repito el nombre de Polly Prince? Pues porque el nombre de Polly Prince se repite, por algún motivo esotérico que se me escapa, como 50 veces en la película. Bueno, pues, como todos podemos imaginar, por la insistencia del cornudo, Polly Prince y Reuben empiezan a salir por ahí, a bailar salsa (o un sucedáneo, que nunca he visto bailar a nadie salsa como lo hacen en el garito al que ellos van... y tengo muchos amigos bailarines de salga...) y acaban enamorándose. Pero, claro, entonces llega ella: Lisa, la esposa. Y quiere recuperar a su marido. Y sus padres quieren que su hijo vuelva con Lisa. ¿Vuelven? Pues, obviamente, no. Y se acaba la película.
En fin, que no es gran cosa. Hay un par de momentos bastante buenos, como el partido de basket dos contra dos; el amigo de Rueben queriendo hacer de Jesucristo y ¿Judas? a la vez en Jesuscristo Superstar, algún gag de Stiller... y ya está. Vamos, que el resto no tiene fundamento.
Los actores: ¿Quién no se ha reído con Friends? ¿Quién no se ha reído con Will y Grace? ¿Quién no se ha reído con alguna película de Ben Stiller? Y, entonces, ¿por qué cuando juntamos a Jennifer Aniston, Debra Messing y Ben Stiller no nos hacen reír casi nada? No sé, a mí Stiller no es de los que más gracia me hacen, precisamente, pero es que ni Jennifer Aniston ni Debra Messing demuestran lo bien que actúan. Poco más que se dedican a reírle las gracias a Stiller y a poner caras de situación: ahora me río, ahora pongo cara de enamorada, ahora pongo cara de pena, ahora de cabreo... Vamos, que no llegan a la altura de las interpretaciones en las sitcoms en las que actuaban... En el caso de Jennifer Aniston no es una gran sorpresa, ya que en las películas que ha hecho no se ha lucido mucho, pero en el de Debra Messing es una gran decepción.
Pues ale, eso es todo.