Alguien voló sobre el nido del cuco
Hará cosa de un año y medio me leí el libro de Ken Kesey en el que se basa la película y ya entonces comprendí que la historia resultaba de una genialidad sorprendente, una historia delirante y una voz narrativa que, realmente, llegaba a fascinar a los lectores. La historia del ¿loco? que ingresa en el manicomio y transforma la vida del resto de los pacientes durante un tiempo me llegó mucho, no sé muy bien cuánto, pero lo cierto es que me dio mucho qué pensar. La adaptación fílmica de la novela, muy fiel, es, además, soberbia...
La llegada de McMurphyy al hospital no sólo servirá para que veamos, en el caso de la película, la magnífica interpretación de Jack Nicholson, quien, como casi siempre, borda el papel y le da todo el descaro y toda la intensidad que necesita, sino que, también, nos sirve para que reflexionemos sobre temas mucho más alejados y que, quizás, el escritor no se planteaba (no me he puesto a consultar bibliografía sobre el libro...). Sin embargo, lo cierto es que McMurphy es un rebelde dentro del estado totalitario dirigido por la enfermera Ratched y sus palabras y sus acciones, que muestran a los pacientes que tienen derecho a la libertad de elección, tienen efectos negativos para ella: insubordinación, protestas, rebelión... que logra apaciguar con los métodos habituales (engaño, extorsión, drogas, lobotomía).
El hecho de que la mayor parte de los pacientes estén en el manicomio por decisión propia no hace sino aumentar la tragedia de los protagonistas, que dejan de ser víctimas a casi cómplices de la enfermera Ratched pese al deseo de poder salir de su vida mediocre y controlada. Pero, con la muerte del "héroe", todas esas aspiraciones de cambio desaparecen. Bueno, todas no, ya que Brondem, el indio narrador del libro, es el que consigue entender el mensaje que McMurphy transmite y, además de demostrar que no hay más sordo que el que no quiere oír, será el único capaz de escapar de la influencia de la enfermera Ratched.
En fin, novela y película altamente recomendables. Ale, ¡deja de leer esto y ve a por ellas!