Harry Potter y el prisionero de Azkaban. La película.
Cuando vi esta película por primera vez pensé que, quizás, me tendría que haber leído el libro antes. Y, en efecto, así es. La película, si bien tiene unos efectos especiales muy trabajados, una interpretación muy buena en muchos casos (aunque el profesor contra las Artes Oscuras me pareció un tanto plano), tiene un gran problema: no pasa de ser un trailer de la verdadera historia que tiene detrás.
La novela, una amplia historia de alrededor de 500 páginas, es condensada de manera atropellada, confusa, incompleta e incongruente en un film que destaca, sobre todo, por recoger el ambiente mágico de la Escuela de Hogwards en la que vive el aprendiz de mago con tendencia a meterse en líos. Quedan desdibujadas las evoluciones en los personajes, el papel del profesor Snape, la relación de amistad entre Sirius Black, Pettigrew y James Potter y el papel de Hagrid y el juicio, con la ayuda de Ron (el personaje que más pierde en la adaptación), pierden mucho en la película. Por tanto, la historia del film es la de la trama central, y ni eso, ya que se limita a presentarnos a Harry perseguido por Sirius, o eso cree, y la noche final en la que Harry y Hermione tendrán que salvar a Harry, Sirous y Buckbeak.
Sin embargo, no todo es malo en la película. Los efectos especiales son brillantes y efectivos (sobre todo la animación de Buckbeak y los trucos de magia) y las interpretaciones siguen en su línea: correctas y con alguna sorpresa. En este caso, Gary Oldman se convierte en el más destacado, ya que nos presenta a un Sirius Black tan desquiciado por su estancia en Azkaban (y la amenaza de los dementores) como puede leerse en la novela. Muy pocas otras cosas salvan la película de un aprobadito raspado... quizás la joven actriz Emma Watson, que le ha ido dando cuerpo (y no me sean mal pensados) a Hermione, que cada vez tiene más entidad.
En definitiva, una película entretenida, que se deja ver y que no aburre demasiado, pero que deja mucho que desear en relación con la novela.